Es por medio de Dios
Él
Al mirarse al espejo
Observa la magnanimidad de la existencia:
Tu esencia
Mirarte:
Es confrontarme al enigma de la sin razón
Y a la instantánea certeza
De haberme reconocido en ti
Que sos la más bella
Amor que se siente
Una resignación que se prolonga
Una vida que se va
Una muerte que se espera
Una mujer que ya no está
Sólo regálame un instante de tu sonrisa
Y bajaré del cielo a toda prisa
Para verte volar sin opacar la brisa
Hoy es uno de esos días donde pienso en escribirte
Y no me fluyen las palabras
Pero de algo sí estoy seguro:
Tú seguirás fluyendo en mi alma
Brillan mis ojos al sentirte sonriendo
Emergen mis pensares al recordarte viviendo
Digo "te quiero"
Sin necesidad de hacerlo en mis sueños
Pensamientos ya encontrados
Imaginación aturdida
La razón aún perdida
Y el corazón retardado
Todo esto reunido:
En un cuerpo desvelado
Déjame ver tu sombra al lado de mi lecho
Para sentirme triste mirándote en silencio
Y para poder satisfacer el motivo presente de mi verso:
Donde termina el ruego de mis sueños
Y comienza la inspiración enternecedora de tus besos
Mujer de afinado talle
Semblante terso y sutil
Cuerpo lleno de esencias
Esculpe al perenne núbil
Efigie angelical
Enaltece la lejanía prominentemente
Con su pecho febril y canto floreciente
Ella levita en el mar de la memoria
Como rehén que se explaya en la entelequia de la gloria
Su contextura se describe como instante de certeza
Perfecta conjetura y poesía que embelesa:
Sus cabellos tiritan como sedas sin prisa
Sus ojos parpadean reflejando su armonía
Sus labios susurran con el oleaje de la brisa
Su sonrisa lírica es apología a la alegría
Su rostro desnudo hace culto a la beldad
Sus facciones simétricas trastocan lo sublime
Su inocencia diáfana es oda a la deidad
Su pecho delicado ampara al sosiego inerme
Su silencio evoca el altar de lo desconocido
Su voz es melodía que metaforiza sin desvarío
Sus gemidos se ahogan en el abismo del olvido
Sus palabras versan prolijamente en el vacío
Su piel transluce los alegóricos delirios
Su tacto convierte la pasión en destino
Sus manos endebles y vértebras juguetean como dos niños
Sus caricias serenas plasman airosamente lo divino
Sus sentidos se consuman en los jardines erarios
Su existencia aclama la veneración eterna
Su silueta desvela los amaneceres octogenarios
Sus sueños son la asunción ineluctable del mañana
Sus lágrimas son la continuación de su ser en la alborada
Sus pasos recorren por el edén de la historia
Su soledad hace presencia en la ausencia disipada
Su sombra inefable es ensueño de obra literaria
Su aroma de higo impúber aviva los idilios
Su garbo aquieta el doblar de las campanas
Su sudor fino roza las entrañas sin litigios
Su pudor es lenguaje que enternece las almas
Sus pupilas se dilatan al percibir el enigma de la sin razón
Sus huellas transpiran efluvios de amor
Su mirada se obnubila al confrontarse con la imaginación
Su honra se disfraza de musa de dolor