sábado, 22 de agosto de 2009
OPÚSCULO 42.5
Su piel se confunde con el brillo de sus tiernos cabellos
Los cuales vibran sin medida con el oleaje de la brisa
Y
Se suspenden apasionadamente al infinito
Para levitar allí con erarias sedas
Que hacen eclipsar al olvido con el curar litúrgico de las heridas
De una amante nocturna que se lacera en la oscuridad
Desvaneciendo su figura
 
Escrito por Juan Felipe a las 17:06 | Enlace Permanente |


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