lunes, 10 de agosto de 2009
OPÚSCULO 42.3
La inclemencia emana con el profundo
Ritmo del doblar sensible de las campanas
Que hacen acelerar los latidos
Al advertir con regocijo
La sublime presencia de su fiel y eterno nido:

Aquél llamado cuerpo tan lleno de entrañas

que se describe e ilustra como una sirena encantada
Que al sonreír embelesa los sentidos
Disfrazándolos de guitarra
 
Escrito por Juan Felipe a las 18:51 | Enlace Permanente |


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